Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón límpio, y de buena conciencia y de fe no fingida, (1 Timoteo 1:5).
No hay nada más alentador que entender por revelación del Espíritu Santo que Dios es un Padre bueno y que como tal, su deseo es que disfrutemos de salud, paz, bienestar, gozo, seguridad y que nada nos falte.
Aceptar la perfecta voluntad de Dios expresada en su Palabra, guardar sus mandamientos y ponerlos por obra, nos permite experimentar paz y armonía en todas las áreas de nuestras vidas, pues es su Palabra la que puede transformarnos hasta llevarnos a ser más que vencedores en Cristo.
Hoy es un nuevo día, hay sol, hay luz, hay vida. Abre la ventana de tu alma. No te encierres, jamás te des por vencido! Abre tu corazón al Señor Jesús, deja que Él dirija tus pasos y cambia el rumbo, si es necesario. Aquel que entrega su vida a Cristo, sigue sus enseñanzas y permanece en Él, nunca fracasa.















